Concepto de CPV

¿Qué es el CPV?

CPV son las siglas correspondientes al Coste Por Visionado, en inglés Cost Per View. Se trata de un modelo de pago que se utiliza en el marketing digital, en el social media marketing y en el video marketing, entre otros. Esta facturación se emplea para establecer tarifas según las veces que los consumidores ven un contenido, o mejor dicho, el anuncio de la campaña publicitaria que está llevando a cabo una empresa.

En concreto, el CPV es un método de pujas para las campañas de vídeo en el que pagas por una visualización. Además, en algunos casos no se tendrá en cuenta el visionado de un anuncio a menos que el espectador esté viéndolo mínimo durante 30 segundos o que decida interactuar con él. La duración mínima que tendrá que pasar el espectador viendo el contenido para que se considere como válido y cuantificable para el pago, será acordada por el anunciante y el anunciador.

Se podría decir que es similar al coste por impresiones, pero en este caso los anunciantes pagan únicamente por la cantidad de veces que los internautas ven los vídeos, es decir, que lo que diferente a este planteamiento de otros es precisamente que aquí el único contexto válido es el vídeo. Teniendo esto en cuenta, se convierta en un método de pago ideal para plataformas del estilo de Youtube, esta última totalmente centrada en el formato audiovisual, o de Vimeo, por poner un par de ejemplos.

Las empresas también tienen la oportunidad de acudir a otros sistemas de sumo interés para el pago de contenidos publicitarios en la web. Esto se debe a que el formato vídeo sigue creciendo y consolidándose en el entorno digital, una situación que aumentará favorablemente las expectativas de los consumidores.   

¿Para qué sirve el CPV?

Como ya hemos mencionado, el CPV sirve para establecer un criterio de pago en función de los resultados que se quiera o se pueda obtener. Es una manera de determinar tarifas más ajustadas a las cifras finales y reales y según lo que se consiga, por lo que la compañía también se asegurará de que los espectadores visualicen el vídeo y capten el mensaje.

De este modo, la empresa no perderá dinero, puesto que solo pagará por las personas que sí se haya logrado captar. Dicho con otras palabras, se podría afirmar que es una forma de garantizar la rentabilidad de una campaña publicitaria. Además, al indicar una duración mínima de visionado para que se realice el pago, se fuerza a los que muestran el contenido a pensar en estrategias con las que conseguir que los usuarios pasen ese tiempo, lo cual obligaría a mejorar la calidad de la pieza.

Asimismo, al poder elegir la audiencia si quiere seguir viendo el vídeo publicitario o no, se genera un sentido de pertenencia que conducirá al éxito de la marca. El espectador que se quede observando será el que de verdad esté interesado en el producto o servicio que se ofrece y el que tendrá más posibilidades de realizar una determinada acción beneficiosa para el negocio, como puede ser hacer una compra, suscribirse, solicitar información, etc. En resumen, ayuda a que haya una mayor tasa de conversión porque hay un mayor compromiso.

Por otro lado, los profesionales del marketing digital y los editores de vídeo obtendrán datos valiosos y formidables acerca de cómo es el comportamiento en el mercado de estos consumidores. La importancia de los datos recabados incidirá satisfactoriamente en el incremento de transparencia de la clase de facturación.

El alcance del CPV es una herramienta que destaca a la hora de establecer una estrategia de pago que se adapte al objetivo que se desea cumplir. Muchas empresas buscarán, en primer lugar, insertar tarifas apegadas a la visibilidad que obtenga el vídeo.